Un paseo por las calles de Bogotá supone el encuentro de millones de mensajes dispuestos en el espacio público: desde avisos publicitarios, protestas, graffitis, carteles, ofertas de empleo, palabras sin sentido, señalizaciones urbanas, letreros que piden por piedad y por dinero de quien los lea, el aviso de la droguería, de la peluquería, del prostíbulo, del club, de los colegios, de las funerarias, los cementerios, etc.
La ciudad está sobresaturada de información escrita por donde se le mire, cada palabra representada hace que la anterior se vaya perdiendo en neblina, hemos normalizado el maximalismo de la cotidianidad como el hábitat que nos codifica. De repente en la mitad de Chapinero yergue la palabra TRISTE de 9 x 3 mts a la altura de la mirada curiosa de los transeúntes, diseñado como un logo empresarial azul rey. La palabra no indica un consejo, una orden, no está vendiendo ni promocionando ningún producto, ni siquiera concreta una reflexión directa sobre la tristeza, no busca servir de terapia colectiva, tampoco en criticar ningún esquema social o político. TRISTE es una ventana de escape que se mezcla con el ruido, desde la simpleza atañe a lo más universal de la experiencia personal, la emoción como un catalizador,TRISTE es una obra tan individual como colecti va, porque logra comunicarse con una totalidad inmensurable de personas, ya sea desde el mural en las calles de Chapinero, en plataformas virtuales, o donde tenga que reposar en tiempos venideros.
TRISTE transita entre no comunicarse con nadie y con la humanidad misma, una manifestación transversal a cualquier Dogma, TRISTE como una narrativa agobiante pero necesaria, no como un caos, sino como una verdad que se vive, TRISTE como el noticiero, la miseria, los traumas, los muertos, la injusticia. el rencor y la venganza, TRISTE como todos alguna que otra vez.
Daniel Felipe Rodriguez